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La riada de 1965, un desastre que cambió Chiclana

 
Más de tres mil familias lo perdieron todo y el Teatro “García Gutiérrez” o el Puente Chico sufrieron grandes daños, siendo derribados poco después.-

El 19 de octubre de 1965, Chiclana amaneció nublada. A las 11,30 horas empezaron a verse los primeros síntomas de lo que sería la mayor catástrofe de la historia de Chiclana, con la suerte de ser de día, porque de haber ocurrido de madrugada, la tragedia habría sido mucho mayor. Más de tres mil familias se quedaron sin hogar, perdiendo todo lo que tenían. Con motivo del cincuentenario de la riada hemos entrevistado a varios chiclaneros para que nos contaran lo que vieron. Son testimonios inéditos excepto uno de ellos.

En la zona de Medina había llovido mucho durante la noche y por la mañana siguió igual. Todo ese caudal de agua tenía un destino: Chiclana. Aquí tampoco nos quedamos mancos en cuanto a lluvia se refiere. Cayeron  más de 300 litros por metro cuadrado en Campano  y en Chiclana algo parecido, más lo que venía de Medina y que la marea estaba alta, se dieron todos los pronunciamientos para que la inundación se produjera.
Los muros de contención no pudieron aguantar la tremenda riada que traía el Iro y reventaron, inundándolo todo. Antes de llegar a nuestra localidad ya se había desbordado por la zona del velódromo y Pelagatos. Las barriadas del Pilar y El Carmen fueron las más afectadas, así como el centro y Las Albinas. El agua causó graves desperfectos al Teatro “García Gutiérrez”, kiosco de la Música y el Puente Chico, que fueron derribados poco después.

EL EJEMPLO DE VICTORIA BARO

Una de las personas que más se distinguió por el trabajo que realizó ese día fue Victoria Baro, encargada del comedor de Auxilio Social que había en la calle La Plaza. Estaba lleno de niños y no pudieron reaccionar ante la avalancha de agua. Sin embargo, no se amilanó y con una cuerda que le había lanzado un vecino de enfrente, fue sacando a todos los niños hasta un camión que había en las proximidades. Fueron varias horas trabajando sin descanso, con el agua casi al cuello, pero Victoria Baro logró salvar a los pequeños.

La evacuación de los afectados se produjo poco tiempo después. Desde la base naval de Rota llegaron helicópteros, que auxiliaron a los que esperaban en las azoteas. Las zodiacs trabajaron a destajo y cuando ya llegaba la noche cesaron estas labores de rescate. Trabajaron conjuntamente Bomberos de Cádiz, Guardia Civil, Policía Municipal y las Fuerzas Armadas. Y el pueblo de Chiclana, que ayudó en lo que buenamente pudo, especialmente ropa, mantas y alimentos.

CALZADOS “ELOY”

Manuel Aragón Parra tenía 17 años cuando la riada le sorprendió trabajando en una de las tiendas más antiguas de Chiclana, Calzados “Eloy”. Con él estaban su hermano Nicolás y los propietarios José y Paco Aguilar. “Abrimos la tienda y al rato entró un señor del Colorado que se sorprendió de vernos tan tranquilos. Nos dijo lo que venía de Medina, por lo que José Aguilar nos mandó a por yeso al establecimiento de Pedro Román, padre del actual alcalde, que éste tenía en la calle Iro, frente a Cachito”. Volvimos pronto, pero ya no nos dio tiempo a llegar a la tienda porque el agua ya había llegado a ella”.“

“Cerramos las puertas como pudimos”, manifiesta. Delante del establecimiento pusieron un camión que había en Cañizares con paja. El agua ya estaba dentro, alcanzando tres metros de altura. “Nosotros vivíamos arriba –sigue diciendo Manuel- y nos fuimos para casa porque no podíamos hacer nada. El agua rompió un tabique y se llevó todos los zapatos, que vimos flotando junto con las botas de las bodegas cercanas. Lo perdimos todo, incluidos los juguetes que entonces vendíamos también para Reyes. A partir de ese día ya no volvimos a traerlos”.

HORAS DE ESPERA

Estuvieron esperando muchas horas a que bajara el nivel del agua, pero no lo hacía: “Mirábamos al cielo y pedíamos que no lloviera más”. Cuando descendió el nivel bajaron de nuevo. Todo estaba lleno de lodo, que les costó mucho trabajo sacarlo. Para empezar a vender “pusimos cartones de zapatos en el suelo”. Vendieron las existencias que tenían de botas de agua.

Entre las pérdidas había material recibido poco antes y que todavía no habían abonado: “Las empresas, que vieron lo de la riada por el televisor, se portaron muy bien y nos dijeron que se lo pagáramos como pudiéramos”. Enfrente de “Eloy” estaba Tejidos “Coca” y la tienda de comestibles de Antonio Guzmán: “Se tuvieron que subir hasta lo más alto de la escalera, siendo rescatados de allí”.

Se queja Manuel Aragón de que “llueve una hora y ya tenemos un metro de agua en la calle entre lo que cae del cielo y lo de los canalones de las azoteas”. Desde entonces pusieron dos tablas en las puertas del local, que cincuenta años después siguen como el primer día, siendo el santo y seña del establecimiento, al que han evitado otras inundaciones como las de diciembre de 1996 y enero del 97. Una de ellas estará en la exposición que se hará en el Museo de Chiclana este mes recordando esta efeméride.


FRANCISCO JIMÉNEZ

Enfrente de la iglesia de San Telmo estaba la Imprenta “Romero”. Eran cinco los trabajadores que en ese momento, alrededor del mediodía, estaban haciendo la faena. Francisco Jiménez era uno de ellos. Tenía 20 años: “Casi sin darnos cuenta empezó a entrar agua. Tuvimos grandes pérdidas porque todo quedó bajo ésta. El agua nos llegó al cuello y así tuvimos que trabajar para intentar salvar lo más posible”.

Las imprentas no se estropearon a pesar de todo “y tuvimos que limpiarlas después, lo mismo que las letras y tipografías, una a una, durante varias semanas”. En el edifico de al lado vivía Rumbumbún: “Me dejó unos zapatos ya que había perdido los míos”. Desde la azotea “vimos como el agua se llevaba las muñecas de la tómbola que había en la Alameda del Río, así como toneles y garrafas de las bodegas”.



BARRIADA EL PILAR

Pero la odisea de Francisco Jiménez no terminó ahí. Vivía con sus padres en la barriada del Pilar, que fue la más afectada, ya que estaba al lado del río y no había barrera alguna que impidiera la riada: “Mis padres eran mayores y tuvieron que subirse al techo de la casa, que era individual, porque el agua llegó a la segunda planta. Vivían en la calle Tejar”. 

La avalancha descolgó la puerta. Sus padres cogieron algunas cosas del piso bajo para subirlo: “Teníamos un pájaro y cuando mi padre intentó bajar a por él ya era tarde, pues el agua lo anegaba todo, por lo que subió con mi madre al techo”.

Allí estuvieron hasta que llegó un guardia civil, Miguel Viciana, hijo de un portero del Cine “Moderno”: “Buscó a uno que tenía una barca y entre los dos fueron sacando a la gente que estaba en los tejados, empezando por nuestra casa y las otras individuales. Dieron muchos viajes. Sus padres vivían allí también y había acudido a rescatarlos. Hizo un gran trabajo, igual que el barquero”.

Él fue por la noche “pero no se podía entrar. Los vecinos se fueron al sanatorio, en la calle Hormaza, lo que ahora es el Conservatorio de Música”.

Al día siguiente de la riada “volvimos a casa para quitar el barro, pero no pudimos vivir en ella hasta tiempo después. Nos fuimos a vivir un mes con mi hermana, que alquiló una casa en la calle La Rosa”. El Ayuntamiento, cuyo alcalde era Tomás Collantes, entregó a los vecinos diversos muebles, “y todavía tengo una mesa de entonces”.

PEDRO ARAGÓN

También en el centro, en la calle Nueva, 9, pasado el Cine “Moderno”, vivía Pedro Aragón Cabeza de Vaca. Tenía 9 años, pero recuerda ese día como si hubiese sido ayer: “Íbamos a comer arroz con tomate. Serían las dos de la tarde cuando mi hermano Manolo llegó y nos dijo que el agua llegaba al bar Casa Juanaco (enfrente de donde hoy está “La Española”). Desde nuestra casa vimos como el agua se llevaba bombonas, butacas y mobiliario del cine. Estas imágenes no se me han olvidado”. La riada impidió que Pedro comiera el arroz con tomate, y cincuenta años después todavía lo recuerda.    

Su padre, mientras tanto, estaba en las Albinas ayudando a la gente. Llegó a medianoche. Los rescatados en helicóptero eran llevados al manchón de Santa Ana, la parte más alta de Chiclana.

JOSÉ RODRÍGUEZ, “CAZANELLA”

Uno de los chiclaneros que vivieron ese día fue José Rodríguez Guerrero”, “Cazanella. Tiene 77 años y contaba con 27 cuando la riada: “Yo vivía enfrente del Bar “Reñidero”. Pasaba casi todo el día allí y la riada me sorprendió en ese lugar. No se podía cruzar de La Banda al Lugar por la crecida del Iro. El dueño del bar nos dio de comer pescado y vino, y todos los que no podían pasar al otro lado se metían en este bar. En la zona el agua había llegado a la altura de nuestras barrigas”.
   
Enfrente del bar había un descampado algo más elevado y allí fue donde los helicópteros iban dejando a las personas rescatadas: “Yo quise ir a recoger a mi madre Isabel Guerrero, que tenía un puesto de verduras en la plaza de abastos, pero me fue imposible. A ella la sacaron de allí y la trasladaron a San Ana”.

JOSÉ MONTOYA
   
Trabajaba José Montoya de ayudante del conductor de un camión, Manolo “El Seguío”, con el que estuvo veinte años, que hacía transportes a Madrid y otras partes de España: “Llevábamos pescado a Madrid y recogíamos a la vuelta ladrillo en Bailén, que dejábamos en Jerez. De regreso para Chiclana ya vimos el cielo negro. Cuando llegamos a Tres Caminos nos encontramos con las salinas inundadas. El agua cubría casi media rueda del camión. Fuimos recogiendo y subiendo a numerosas personas que venían de trabajar en sus bicicletas de Cádiz y San Fernando y no podían seguir por el agua. Eran más de las tres de la tarde.”.
   
Su siguiente parada fue en el Bar “Reñidero”, que era donde se reunían los camioneros: “El dueño, José Periñán, el Manquito, me dio dinero para que fuera a San Fernando a comprar todo el pescado frito y pan que hubiera. Fui al freidor de la plaza de la Iglesia, en la calle Real, y nos lo llevamos todo, lo que había y más que frieron. En total nos llevamos más de veinte kilos. Una vez en Chiclana se repartió entre las personas que llegaban y que no podían acceder al Lugar por estar cortado el Puente Grande”.

MANUEL PERIÑÁN
   
El Bar “Reñidero” era del padre de Manuel Periñán Orrequia, que entonces tenía 19 años: “Mi padre no me dejaba irme porque el bar estaba lleno. Pero en cuanto pude me escapé. Fui al Puente Grande y vi que no se podía cruzar. Habían puesto una soga y a través de ella los marineros, en una zodiac, ayudaban a la gente a pasar de la Alameda del Piojito al otro lado”. También vio como el Bar “La cucaracha”, que estaba en la esquina de lo que hoy es el Hotel “Alborán”, se derrumbaba.

MANUEL SÁNCHEZ GUILLÉN
   
En la calle Palomar había una bodeguita familiar, donde pisaban la uva rey. Se hacía en octubre. En ella estaba trabajando Manuel Sánchez. Cuando empezó a llover, su hermano Andrés se encontraba en el colegio de parvulitos “La Eureka”, al lado de la iglesia de San Sebastián, donde estuvo la sede de CCOO. Toda la zona estaba inundada. Su madre le mandó a buscarlo, pero no podía pasar por la cuesta de los Gitanos (Salsipuedes) ni por la escalerita.

Tuvo que entrar por la calle Ancha y por la iglesia accedió al colegio. Para salir hicieron lo mismo. Ninguno de los niños del parvulario sufrieron daño y fueron evacuados de la misma manera. Después de la riada se colocó en “El Barato”, en la calle La Plaza: “Había pasado un mes, pero el problema del agua estaba patente todavía. Las ristras de papel de envolver las subíamos a la azotea y los secábamos en unos tendederos, lo mismo que las zapatillas y las alpargatas de esparto”.

Todo estaba mojado y con barro: “Se lavaban y se tendían al sol para venderlas después a precio de saldo”.


FRANCISCO SALVADO


El 19 de octubre de 1965 un niño de diez años, Francisco Salvado, se encontraba en el colegio La Salle como otro día cualquiera. A las 12,30 salió de allí y se dirigió a su casa, en la Cuesta del Matadero, al lado de la Panadería “Pepín”, esquina con San Valentín. Cuando llegó se encontró con las primeras andanadas de la inundación.

Su tío, el Quino, hermano de su madre, tenía un taller en la planta baja. Desde el primer piso, en la macetilla de la escalera, Paquito divisaba el cauce del río por la zona de La Carabina.

“Veíamos perfectamente cómo aumentaba el cauce y el agua se expandía. En ese momento pensábamos en mi padre (Perico el Herrero) y sus trabajadores, que estaban en el taller de Las Albinas, al lado de Mateo y frente al almacén de construcción de López. Nuestra única preocupación era mi padre, pues el taller estaba al lado del río”. No llegó en todo el día y no tuvieron noticia alguna sobre su estado.
Entre tanto, vio como un guardia civil en un barquito de remo, iba dejando a gente del Pilar al lado de su casa. Dio numerosos viajes. Los dejaba al lado de la antigua Cooperativa del Vino, hasta donde llegó el agua. Ese guardia era Miguel Viciana, del que nos habló Francisco Jiménez anteriormente.

EN LAS ALBINAS
   
A las 10,00 de la mañana sonó el teléfono en el taller de Perico el Herrero. Era Chiringui (Joaquín Sánchez), un chiclanero que tenía una cantera por Medina.

-¡Perico! Esta noche ha caído una muy gorda en Medina y la avalancha de agua va camino de Chiclana. Pon a salvo lo que puedas porque en pocos minutos estará ahí.

Éste le hizo caso y empezaron a colocarlo todo en lugares con una altura de un metro al menos, salvando bastante material y máquinas de soldar. A continuación se fueron a la bodega de Moreno, subiendo al tejado. No fueron los únicos, ya que los vecinos de la zona también se acercaron hasta allí, mujeres y niños entre ellos. Un helicóptero de la Marina fue sacándolos del lugar y trasladándolos a las zonas altas como Huerta del Rosario o Santa Ana.

Hizo numerosos viajes y Perico el Herrero, en vez de subir al aparato, ayudo al resto de personas a irse en cada viaje. Cuando quedaban unos pocos en el tejado el helicóptero no volvió más, quedándose allí todo el día. Llegada la noche el nivel del agua empezó a descender y Perico bajó a la calle, mojándose hasta la cintura durante un buen trecho camino de casa, donde llegó cerca de la medianoche.


Minutos antes habían aparecido dos de los trabajadores del taller, que habían sido rescatados por el helicóptero y querían saber si ya estaba de regreso. Esto preocupó a la familia porque no sabían nada de él desde que salió de casa para ir al trabajo. La alegría que sintieron todos al verlo aparecer fue indescriptible. Llegó titiritando de frío, pero se le pasó al encontrase con la familia y sus amigos y compañeros de trabajo.

SOLIDARIDAD

En todas las entrevistas mantenidas había una palabra que salía a relucir continuamente: solidaridad. El pueblo se volcó con los que sufrieron las inundaciones. Ropa, mantas, muebles, comida y alojamiento fueron entregados a los damnificados desde el primer momento de la riada. También trabajaron muchos chiclaneros ayudando en el rescate de sus paisanos. Ese día ellos no habían padecido ninguna catástrofe y era el momento de arrimar el hombro.

Además se fue la luz y tuvieron que apañarse con velas o linternas. El Gobierno Militar y la Marina pusieron reflectores por las calles. Lo importante fue que los que lo perdieron todo recibieron la ayuda de los que se habían salvado del desastre.

Cáritas, Auxilio Social y la Sección Femenina también trabajaron para ayudar a las personas que sufrieron las graves pérdidas. Se instalaron comedores en varios colegios, así como albergues. En resumen, que los ciudadanos demostraron una vez más su buen corazón.

Cincuenta años después, el recuerdo de lo sucedido nos trae historias que estaban olvidadas, aunque en realidad estuvieron rondándonos durante todo este tiempo y sólo hacía falta rascar un poquito para que afloraran.

PACO LÓPEZ

















14 comentarios:

  1. Entrañable reportaje sobre la riada. A mi me cogió muy pequeño, pero mis padres me contaron lo que paso y me emociono al ver las fotos y leer los comentarios de la gente.

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  2. Román dimite. Tú y los 30 años de gobierno socialista, tuvisteis la culpa de la riada. Malo, más que malo.

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  3. La del 65 no fue culpa del PSOE, pero de las inundaciones t perdidas materiales del 96, del 97 y del 2010... ya lo creo que tiene la culpa el PSOE con su trama urbanística chanchullera desde hace décadas...

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  4. El gran tonto no es solo "tonto", por sus palabras se define.

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  5. Al 4.
    Más vale ser tonto que... muu muu, muu muu,...

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  6. el problema es que seguimos igual sin poner medidas los políticos se llenan la boca de hablar y no hacen nada donde esta la presa de contra avenidas tan prometida ? el plan de emergencias exististe donde esta la planificación par poder resolver un suceso como este que puede volver menos hablar y mas hacer

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  7. Y algunos que se hicieron ricos a consta de las donaciones que llegaban desde todas partes. Muy famoso aquel que montó una tienda de tejidos con gran parte de la ropa recibida.

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  8. Gran Rememorandun de Humedades y Fatiguitas + Fastos y DVD en 3 2 1 .....

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  9. Fumigando chemtrails para evitar proximas catastrofes hidraulicas en 3 2 1 ....


    http://www.globalresearch.ca/wp-content/uploads/2014/07/chemtrails-geoengineering1.jpg

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  10. A ver si alguien sube a internet el documental "Si llega a ser de noche" y lo vemos por la patilla ,que se joda el diario de cadiz,

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  11. Que pasa ? todavia no se puede ver el documental ? que alguien lo suba home ya !!

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  12. Ya esta online el Docu Si llega a ser de noche ......

    https://www.youtube.com/watch?v=fWsd1Ela_uY

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  13. Un documental pagado y finaciado con dinero de los contribuyentes locales y comprado con un periodico provincial no debe tener derechos de autor.Ya esta censurado ¿ para hacer negocio con el quizas ?, ¿ Cultura secuestrada por los que deben difundirla?. Me lo expliquen

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  14. Atencion a los titulos de credito : https://www.youtube.com/watch?v=_Viv3F38iLs lo hemos pagado el pueblo .

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