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El imperio de los mediocres


Francisco M. Navas [colaboraciones].-

Ha transcurrido ya demasiado tiempo desde que decidí no hablar del tema de Cataluña. Creo que hemos padecido sobradamente durante años los sesudos análisis de un ejército de tertulianos que pareciera que no tienen otra cosa que hacer que opinar sobre asuntos futuribles y sobre los que, a la postre, no dan ni una en el clavo.

Resulta evidente que nuestras maneras de comunicarnos han cambiado radicalmente desde que se implantĂł de forma generalizada el uso de nuevas tecnologĂ­as, algo que, para los que gustamos de consultar, certificar, contrastar, en definitiva, aprender, nos ha resultado altamente Ăştil.

La otra cara de las nuevas tecnologías se asienta en un anonimato, no siempre deseable, que permite a unos cuantos descerebrados incendiar las redes con sus comentarios, sus supuestas opiniones y sus análisis, muchas veces perfectamente elaborados para faltar a la verdad y, de camino, vendernos sus ideología, algo que nos hace muy difícil separar el trigo de la paja.

Siempre que salta una noticia de más o menos relevancia, suelo leer los comentarios vertidos sobre ella en diferentes publicaciones digitales, incluyendo el ABC que, como podrán certificar cuantos me conocen, no es precisamente santo de mi devoción. Pero considero que ésta es una condición indispensable para ponerme en el lugar de otros, porque puede ser que el que esté equivocado en mis juicios de valor sea yo.
 


PUIGDEMĂ“N Y SUS COSAS

Acabo de ver la comparecencia del señor Puigdemont en Bruselas, el presidente de la extinta república catalana, y no puedo por menos que quedarme boquiabierto con lo que acabo de escuchar. Se acusa al Estado español de zurrarle la badana a los catalanes, de violentar sus derechos civiles, de ser un estado autocrático y represivo, para, a continuación, acatar la convocatoria de elecciones de este mismo estado y anunciar que se presentarán a ellas.

Se proclama no tener miedo de ir a la cárcel por las ideas que legítimamente defienden, se acusa de nuevo al Estado español de tener comprada la justicia para, a continuación, pedirle a ese mismo Estado que dé muestras de ser imparcial y de que, si son juzgados por los delitos que ellos han cometido pero que no reconocen, se comporte como un estado democrático e imparcial.

Hasta aquí, mis comentarios tangenciales y en absoluto trascendentes sobre Cataluña. El problema en este país no lo tienen los catalanes, ni los gallegos, ni los murcianos, ni los andaluces, sino la inmensa caterva de mediocres que nos gobiernan y, de rebote, nosotros individualmente, debido a que somos nosotros los que los votamos y más tarde sufrimos las consecuencias de sus decisiones políticas.

Un artĂ­culo de la revista Charlie Hebdo que leĂ­ recientemente, publicaciĂłn poco sospechosa de ser derechista o marianista, decĂ­a que los catalanes, y cito textualmente, “son más tontos que los independentistas corsos, porque reclaman una libertad que ya tienen, poder hablar una lengua que ya hablan y practicar una identidad cultural que nadie les niega”. Y añaden: “Cataluña reclama la independencia porque no quiere seguir pagando a otras regiones de España menos ricas que ella (...) La lengua, la cultura, las tradiciones están bien para las postales, pero el dinero está mejor”.
 


QUE CADA CUAL ASUMA SU RESPONSABILIDAD

Se puede decir más alto, pero no más claro. Y al final, una pléyade de gobernantes descerebrados, corruptos, mediocres en definitiva, enfrentan a los pueblos de España so pretexto de prometerles un mundo feliz sin paro, con el doble de sueldo, reconocidos internacionalmente como salvadores y donde la corrupción, las falsedades y los amaños sean desterrados definitivamente.

Quien incumple la ley, mofándose de ella, no puede más tarde implorar clemencia en su aplicación. Y la ignorancia de la ley no exime de su cumplimiento. Quien no tiene como político más norma que la observancia de la ley (de cara a la galería, claro) debería mirar a su alrededor y constatar con vergüenza cómo en sus respectivos partidos todo está o ha estado podrido. Ya es hora de que cada cual asuma sus responsabilidades.

De lo hecho, y de lo dicho a lo largo de todos estos años. Y si te enfrentas violentamente a quienes tienen por ley legitimidad para el uso de la fuerza, no te puedes quejar a posteriori de que te han dado con la porra en la frente, porque no hace mucho tu policĂ­a autĂłnoma repartĂ­a cera a diestro y siniestro en las manifestaciones que en su dĂ­a se consideraron ilegales por el mismo gobierno autonĂłmico que ahora se asusta y se horroriza cuando son otras policĂ­as las que hacen lo mismo que ellos permitieron hacer con su pueblo. Nadie se atreviĂł entonces a tachar a los mossosd’escuadra de fascistas, ni de represores.
 

 
MEDIOCRES CON SUELDOS DE MARQUESES

Mediocres con sueldos de marqueses. Anticapitalistas que han llegado al Parlamento Europeo de rebote, porque los anteriores en la lista renunciaron a sus escaños como diputados, que cobran 17.000 euros al mes, dietas aparte, aunque vayan vestidos como si salieran del mercadillo. Cuentistas, falsos profetas, arribistas, cuya única ambición es, una vez que han metido la cabeza, vivir de la política de por vida, aun cuando tengan menos fundamentos éticos que una liebre.

Quiero acabar haciendo una reflexión sobre Podemos: me gusta Carolina Bescansa, porque es auténtica, porque respira inteligencia, porque nunca pierde los nervios, y porque cuando acudió al Parlamento español con su hijo en brazos fue duramente criticada, aunque, en mi opinión, ese día hizo más por la lucha por la igualdad de las mujeres que tanta feminista trasnochada que en su casa pone a fregar los platos a su hija, mientras su hijo ve la televisión en el sofá con el mando en la mano.

Y me gusta porque le ha recordado a Pablo Iglesias que el discurso de Podemos es españolista e internacionalista, no nacionalista. Y lamento haber perdido de vista a Íñigo ErrejĂłn, como lamento la cantidad de mediocres que, a la sombra de Podemos, se han colado en los ayuntamientos y en los parlamentos, desvirtuando el espĂ­ritu del 15M. Aunque, ¿quĂ© se puede esperar de los mediocres? Ruina. SĂłlo ruina.

 

2 comentarios:

  1. (17.000,00€ cobra un marques)

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  2. En verdad al Parlamento Europeo Anticapitalistas llegĂł con Teresa RodrĂ­guez, no hizo falta que dimitiera nadie para llegar.

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