Pedro Grimaldi recibió el reconocimiento a título póstumo del pueblo de Chiclana
Le han dedicado la calle Amsterdam, donde residía con su familia hasta su fallecimiento, el 23 de noviembre de 1995.-
El alcalde de Chiclana, José María Román, presidió el acto de homenaje a Pedro Grimaldi Cabeza de Vaca en la calle Amsterdam, donde residía hasta su fallecimiento. A petición de diversos colectivos, entre ellos, la Federación de Emigrantes Retornados (FEAER), la Asociación de Personas con Discapacidad Física La Rampa, así como vecinos de la zona, el Ayuntamiento decretó dedicar esta calle de la barriada El Mayorazgo a esta persona, fallecida el 23 de noviembre de 1995.
La
idea surgió hace unos meses por parte de sus amigos de siempre, entre ellos,
los emigrantes retornados, Cáritas y La Rampa.
“Pedro tuvo mucho que ver en el desarrollo de
Las Conejeras y se recordará por ser una buena persona, que se desvivía por
solucionar los problemas de las personas”, señaló Román, agregando que “este reconocimiento es más que merecido, puesto que
tenía un modelo de actitud vital para con los amigos, familiares y personas que
ni siquiera conocía”.
Agregó
que “era una persona con muchísima iniciativa y
ya en el instituto tenía en mente proyectos, que posteriormente se pudieron
plasmar como es el caso de La Fundación. Hoy
le hacemos este homenaje a una persona entrañable”.
Su
hija Elisabeth Grimaldi agradeció al
Consistorio y a aquellos colectivos y personas que han colaborado en este acto.
Recordó la vida de su padre y las acciones que llevó a cabo en Chiclana, entre
ellas, el desarrollo de la barriada de El Mayorazgo, su colaboración en la casa de las abuelitas, en la calle Botica, la
creación del grupo joven de Cáritas o la puesta en marcha de La Fundación, “donde
les dio a los jóvenes discapacitados la oportunidad de desarrollarse
profesionalmente”.
COMPROMETIDO
CON SU PUEBLO
Manifestó
así mismo que “mi padre sigue siendo una
persona muy querida en Chiclana, ya que era entrañable y comprometido con su
pueblo, honrado y honesto, trabajador y fiel a sus principios. Fue un hombre
feliz con la familia que había formado”.
Pedro
Grimaldi estuvo casado con María Salado Cebada
y fue padre de dos hijas, Elisabeth y Julia.
A pesar de fallecer a los 40 años y siendo emigrante retornado, ya que estuvo
trabajando en los Países Bajos en la metalurgia. Desde que regresó colaboró con
los colectivos más necesitados, impulsando el centro ocupacional Santa Ana a principio de los 80, así como en
el desarrollo de la barriada de Las Conejeras, lugar donde vivió y actualmente
lo hace su familia.
A
principios de los 90 creó el grupo joven de Cáritas, prestando una gran labor
humanitaria en aquellos años tan difíciles, ayudando a las familias más
necesitadas.
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